Querida Annie: Cuando nos enteramos de que te habían dado el Premio Nobel de Literatura, Inés estaba en urgencias esperando los resultados de las pruebas médicas de un familiar. Entre angustiosas idas y venidas al mostrador de información, miró el móvil un segundo. De repente, sus mensajes se habían llenado de amigos y familiares: «¡Annie Ernaux Nobel!», «¡Le han dado el Nobel a vuestra amiga!!», «¡Las chicas de Punzadas estarán contentas!». Uno de esos mensajes era de Paula. Paula estaba trabajando en la editorial, preguntándose qué pasaría si el Nobel de repente cayera en un autor de la casa. ¿Habría gritos? ¿Alguien descorcharía champán? ¿No sería casi mejor que cayera en una editorial pequeñita? Se metió en twitter después de hablar con su jefe de quinielas y posibles ganadores. Ahí, en la pantalla grande de la oficina estaba el anuncio oficial en el perfil de la Academia Sueca. Paula se llevó las manos a la boca y durante casi una hora fue incapaz de trabajar. Estuvo varios minutos temblando de la emoción.
Cuando preguntáis... Q. Nunca te escondes detrás de un personaje. ¿Nunca has tenido la tentación de escribir una novela?
Ella contesta: Annie Ernaux: No soy novelista. Estoy buscando realidad. No invento.
Yo soy una pequeñita novelista de provincias y uso mis personajes inventados para mencionar realidades, creo que en mi caso, es mi parte cómoda para llamar al pan, pan y, al vino, vino. ¡¡Besos xiquillas!!!
A Annie
Todo encantador, solo un pequeño asterisco:
Cuando preguntáis... Q. Nunca te escondes detrás de un personaje. ¿Nunca has tenido la tentación de escribir una novela?
Ella contesta: Annie Ernaux: No soy novelista. Estoy buscando realidad. No invento.
Yo soy una pequeñita novelista de provincias y uso mis personajes inventados para mencionar realidades, creo que en mi caso, es mi parte cómoda para llamar al pan, pan y, al vino, vino. ¡¡Besos xiquillas!!!