Queridísimas lectoras:
Al contrario que quienes dicen «esto más que una pregunta es una reflexión», hoy venimos a deciros que esto, más que una carta, es una nota informativa. No, tranquilas, no nos separamos, Punzadas sigue creciendo y va viento en popa, pero por una serie de razones que venimos a explicaros, hemos decidido bajar el ritmo de producción. Sí, porque Punzadas, además de un país, es también una fábrica. Nuestra fábrica existe en un puente entre la mente de Inés y la de Paula, y se materializa virtualmente en muchos mensajes de Telegram, muchos borradores de cartas y guiones intercambiados; y físicamente en reuniones de clubes de lectura, decenas de libros subrayados, un micrófono que todavía estamos aprendiendo a utilizar… y para que cada domingo recibáis algo decente en vuestros correos en la fábrica se echan muchas horas de trabajo.
Cuando empezamos este proyecto, hace un año, todavía éramos estudiantes. Los horarios escolares nos permitían hacer Punzadas con relativa facilidad, podíamos dedicar más tiempo a leer, ver series, buscar información sobre los temas, etc. De hecho, Punzadas fue durante todo el año nuestra prioridad, por encima incluso de nuestros estudios (lo cual no está ni bien, ni mal, simplemente era así). Nuestra situación, como muchas sabréis, ha cambiado bastante. Ahora somos señoras en el mundo de los adultos (es decir, inscritas en el temible mercado laboral). A veces tenemos que buscar piso, a veces tenemos que buscar trabajo o compaginar prácticas con curros esporádicos, todo para ir construyendo una vida un poco más adulta, más estable, más… ¿mejor? (En realidad es para montar el monasterio laico del que siempre hablamos). También hemos apostado hace poco por que Punzadas se convierta en un negocio. Nos hace mucha gracia esto, decir que tenemos un negocio, pero no es del todo mentira. Tenemos una responsabilidad con nuestros adorados mecenas, lo que suma al ya considerable volumen de trabajo que teníamos cada semana. Además, nos gusta seguir formándonos, asistiendo a cursos y talleres, yendo a charlas, coloquios, conferencias. Muchas de las cosas que aprendemos en estos sitios las usamos después para redactar vuestras cartas y grabar vuestros episodios.
Uno de los pilares de este país que es Punzadas es que la reflexión debe ir despacio. «Pensar despacio», lo hemos dicho muchas veces, es algo en lo que creemos firmemente. Uno de los motivos por los que escribimos cada semana una carta o sacamos un episodio es para reivindicar la duda y la pausa frente a la exigencia de productividad que impera en todas partes y también en el mundo cultural-intelectual. Pensar despacio, entonces, se nos complica cuando la vida nos exige que atendamos a otras cosas. Hemos escrito cartas en muy pocas horas habiendo engullido libros y artículos a velocidades insanas, únicamente porque no queríamos dejaros sin contenido. Pero eso, como ya habréis advertido, va en contra de nuestros valores, nuestra filosofía y un poco en contra de nuestros cuerpos y nuestras mentes también. Para poder ofreceros contenido de calidad que tenga detrás una reflexión profunda y meditada sobre los temas que tratamos tenemos que espaciar un poco las cartas. Podríamos leer varios libros a la semana y escribiros una que en apariencia está medio decente, pero no queremos trabajar así. No queremos ser deshonestas con vosotras, ni con lo que creemos. Necesitamos tiempo para leer (muchos de los temas y lecturas que habíamos hablado y trabajado antes de Punzadas ya los hemos explotado, pero no somos un pozo de conocimiento sin fondo).
Os ponemos un ejemplo: estas semanas podríamos haber sacado un episodio de Punzadas Sonoras sobre el dolor, el próximo tema que trataremos. Tenemos un guion, bastante sesudo, con muchas referencias a cuestiones bioéticas y antropológicas. Pero decidimos no grabarlo a toda prisa porque creemos que el tema se beneficiaría de una serie de lecturas literarias, referencias artísticas y más cosas que acompañen a la reflexión puramente teórica. Para interiorizar todo eso y contároslo bien necesitamos tiempo. Tiempo para leer sobre todo, pero también tiempo para pensar.
Nos encanta que octubre esté lleno de lecturas y encuentros literarios lindísimos, pero hay muchas formas de leer: no queremos consumir libros, queremos leerlos, pensarlos, interiorizarlos, disfrutarlos. Esto no quiere decir que las cartas se acaben, ni mucho menos. Simplemente, que vamos a respetar los ritmos que los distintos temas necesiten en cada momento. Quizás recibiréis tres Punzadas Sonoras seguidas, o quizás una semana no haya nada. Creemos que esto es mejor que autoimponernos un ritmo determinado que implique mandar cartas con las que no estamos del todo contentas. No es una decisión demasiado radical, solo queríamos avisaros y explicarlo para que supierais los motivos en caso de que algún domingo no haya nada en vuestros correos.
Es bonito en parte escribiros esto, porque sentimos que lo entenderéis y que apoyaréis la decisión.
Un abrazo y adelante,
Inés & Paula
También nos ayuda a nosotras, para saborear más y mejor las punzadas que nos llegan, para dedicarle un ratito más a pensar cada una. Yo soy la primera que algunas semanas ha tenido que dejar la carta del domingo sin leer porque quería hacerlo "bien". Os esperamos aquí <3