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Maravilla, como siempre.

Yayo es 🔝💜

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Hola Inés y Paula:

Os he descubierto hace poco y es un placer leer vuestras cartas y escucharos.

Qué necesario hablar de los cuidados y qué valiosas vuestras reflexiones.

Yo tengo la sensación, quizá equivocada, que además de lo que planteáis, es necesario no solo poner el foco en los cuidadores, sino también en los que reciben esos cuidados. Es verdad que se habla de cuidados dignos, pero creo que las respuestas que se dan o que se proponen buscan soluciones que no terminan de tener en cuenta cómo se sienten los que necesitan esos cuidados. ¿Para quién es ese bienestar? En teoría para cuidadores y cuidados, pero cuando se plantea institucionalizar esos cuidados me pregunto si es lo que realmente necesitan. A mí me entran escalofríos cuando escucho propuestas como guarderías desde los 0 años. De esas iniciativas se traduce un gran desconocimiento de la infancia, de sus necesidades, los niños/as necesitan a sus figuras de apego para un buen desarrollo psicológico. Que un bebé pase ocho horas en una institución, fuera de su casa, compartiendo la figura cuidadora con otros bebés no es la mejor opción para ese niño/a. ¿Qué pedirían esos bebés si pudieran hablar? ¿Cómo se sentirán? Puede que haya quien diga que no es para tanto que están cuidados y cubiertas sus necesidades. Yo pienso que se adaptan porque no queda otra, pero sus necesidades psicológicas no se tienen en cuenta, ni las del padre o madre que se incorporan al trabajo cuando a lo mejor lo que les piden sus entrañas en ese momento es cuidar de su hijo/a. Con esto no quiero decir que sea incompatible tener hijos con trabajar, pero hay que buscar más opciones. ¿Y por qué no, parar un tiempo, pero no cuatro meses sino un año o dos (uno la madre y otro el padre por ejemplo)? O buscar otros modelos en los que pequeñas tribus se ayuden unos a otros.

Es un problema muy complejo y es importante ver con los ojos de todos los implicados.

Del mismo modo los mayores ¿Qué quieren, qué necesitan? Dejar su hogar, su entorno familiar, para vivir en una institución. No lo sé, entiendo que a veces no queda otra pero me pregunto ¿Qué sentiré si no puedo valerme por mí misma? ¿Quién me gustaría que me cuidara? ¿Dónde me gustaría vivir y dónde me sentiré segura? Tenemos que escucharles y ponernos en su lugar.

Se me ocurren más cosas pero no quiero alargarme demasiado y eso que a mí me encanta la extensión de vuestras cartas.

Os sigo leyendo y escuchando.

Muchas gracias.

Cristina.

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